martes, 6 de junio de 2017


No quiero hacer publicidad al dichoso autobús naranja, asi que no voy a poner ninguna foto. Cuando en los talleres con adolescentes que imparto, hablamos de libertad de expresión, parece quedar claro que puedes expresarte siempre que no dañes a otra persona, no menoscabes su libertad o tus palabras  no cosntituyan una agresión. Parece que eso al hacerse mayor, se diluye,

No entiendo, no entra en mi cabeza lógica, como pueden defenderse los derechos de un colectivo agrediendo a otro/a, al diferente en cualquier caso. La naturaleza o dios, segun se prefiera, nos hace únicos e únicas, somos plurales y si algo está en ella, es porque puede. Intentar determinar que lo natural es lo que yo/mi dios/mi biblia/mi grupo determina, no es real, ni se acerca a lo que existe.  Es parcelar la vida, la naturaleza de las personas y hacer a miles de personas infelices, sin ningún fundamento.

¿No estás de acuerdo conmigo? De acuerdo, no me importa, estamos en democracia. Pero no me agredas, te quita la razón y, a mí mi derecho a ser. 

Haz tu vida conforme a tus normas, no me las impongas, son tuyas no mías.